Monday, August 11, 2014

“Proyecto X”: un proyecto en el envilecimiento de tu mismo


Después del clímax de “Proyecto X”, hay una escena donde el personaje principal, Thomas, regresa a la escuela después del proyecto titular, una fiesta gigantesca.  Al principio, es nervioso, pero mientras camina a través de los pasillos, los otros alumnos empiezan a saludarlo y entonces más y más hasta que la masa rompe en aplausos, lo cual más me impresioné sobre es que no tiene un mínimo de ironía, no, es la bella resolución que este chico ahora tiene el respecto de sus compañeros a cambio de la perdida de su casa, su prospecto para la universidad y su reputación con la ley. Es más o menos un resumen de la película de 2012, la que es mejor cuando no se toma demasiado en serio, pero por desgracia pasa la mayor parte de sus 88 minutos promoviendo una fantasía que últimamente intercambia la degradación de niños por la degradación de adolecentes.
            El asunto de “Proyecto X”, si puedes llamar esta mezcla de clichés un asunto, es que los amigos de Thomas, el gordo J.B. y el arriesgado Costa (el segundo de que voy a hablar más luego), deciden darle una fiesta loca para el cumpleaños por conseguir la aprobación de sus compañeros de escuela. Además, Thomas quiere impresionar a su mejor amiga, Kirby. En lo cual sorpresa a nadie del publico, la fiesta sí se vuelve loca, demasiado loca que pensé Thomas y sus amigos y puedes adivinar el resto.
            “Proyecto X” es mejor cuando no se toma demasiado en serio, y el personaje de Costa es el mejor ejemplo. Bajo, inseguro y con una confianza falsa, el actor Oliver Cooper hace un perfecto sátiro de un adolecente que trata de ser lo mas superguay. La verdad, sin embargo, es que la mayor parte del tiempo, se ocupa de la fantasía de chicas desnudas, edificios en fuego, drogas, o lo que sea en un joven típico. No es decir que estas cosas son malas, no, en la realidad, muchas, especialmente las chicas desnudas, son los placeres más ricos de la vida. No, lo que arruina a “Proyecto X” (además que sus bromas a costa de los gordos y los enanos) es que el personaje principal solo hace lo que hace para conseguir la aprobación de otras personas. Antes de la fiesta, Thomas es un “buen chico” que tiene un futuro exitoso, si aburrido, porque es lo que quiere sus padres mientras durante y después de la fiesta que es su dicha liberación, toma bebidas y destruye su casa y barrio porque es lo que quiere sus amigos y sus compañeros. Esto, a mi, es muy patético y lo hace muy difícil simpatizar con un personaje tan patético.

Así, hay dos maneras en que puedes ver esta película: disfrutarlo porque es bastante tonto o pensar en esta tipo de subyugación de tu mismo de las opiniones de otras personas que parece ser un tema tan popular en las películas. Yo, por lo menos, pienso en los 100 millón dólares en billetes que gastaron los norteamericanos por una fantasía de sacrificar todo por un día de fama.

No comments:

Post a Comment