Había una vez dos
familias que vivían la una al lado de la otra, una pareja de abuelos y una
pareja joven con tres niños. Los hijos y nietos de los viejos visitaba mucho los
abuelos mucho, y así se conocieron un nieto de los abuelos, llamado Jim, y uno
de los niños de la pareja joven, llamado Daniel. Eran diferentes: Jim era
inteligente pero tenía problemas de enfermedad del mente, con la que sus padres
le ayudaba mucho, mientras Daniel era de mediana inteligencia y además tenía
problemas en la escuela y como sus padres no le ayudaba, los abuelos de Jim
llegaron a asumir las responsabilidades de padres, como podían, pero no pudieron
hacer todo. De todo eso, Jim y Daniel sabían pero no pensaron que los
afectarían mucho y pasaban su tiempo en el bosque y en el arroyo en frente de
la casa de sus abuelos, y hacían fuegos tan grandes como el granero de los abuelos.
Cuando llegaron
los dos a tener quince años, el matrimonio de los padres de Daniel, ya no
jóvenes, se fracasó, y su mama se fue y en todo pero excepto con la presencia física
se fue el papá también, y Daniel dejó de hablar con Jim por un año y medio. Cuando
empezaron de verse otra vez, Daniel se había hecho dealer y introdujo la
marihuana a Jim, lo cual a Jim le gustó mucho y una vez mientras estaban
fumando Daniel le contó la historia de su robo.
-Jimmy, nunca
puedes decir esto a nadie, ¿me entiendes? Pues, una vez recibí una llamada de
mi amigo Jack, quien dijo que un hombre tenía trabajo para nosotros y fuimos
pronto a la dirección que nos dio, una propiedad arbolada y lo encontramos al
lado de una hendedora de madera, la que arrastramos una milla y media. Mis
manos se quemaron horriblemente pero finalmente llegamos a la calle y mis ojos
se pusieron grandes cuando nos dio el dinero, un cien, luego otro cien y luego
otro cien.-
Jim pensó que esta
historia era horrible, pero Daniel le aseguró que nunca iba a robarlo: –Jimmy,
eres como mi hermano, nos conocimos desde la niñez. Te quiero.-
Jim tenía un tío
que vivía con sus abuelos quien les compraba alcohol y fumaría con ellos, pero
cuando Jim y Daniel llegaron a tener dieciocho años, el tío tuvo una discusión
fuerte con Daniel y se acabó la amistad entre ellos y poco después, el tío le dijo
a Jim que Daniel le había robado a su abuelo una computadora que valía seis
cientos dólares. Jim estaba perturbado y le preguntó a Daniel si lo había hecho
de verdad. Daniel lo negó y dijo- Jimmy, nunca haría algo así a tu abuela, eres
como mi hermano, nos conocimos desde la niñez: te quiero.- Jim le creyó, y echó la culpa a uno de los otros criminales
con quienes se asociaba su tío.
Jim entró en la
universidad y Daniel no se graduó del colegio en el segundo año de los estudios
de Jim, Daniel empezó a presionarlo a comprar marihuana para vender, porque los
estudiantes en su universidad tenían mucho dinero. Después de mucho tiempo, Jim
se convenció que era una buena idea y durante un descanso del otoño, Daniel
llegó a su casa en un camión para llevar el dinero a su proveedor. Jim estaba
un poco nervioso pero Daniel le dijo -Jimmy, nunca te robaría, eres como mi
hermano, nos conocimos de la niñez: te quiero.- Entonces, Jim le dio el dinero
y nunca volvió a verlo otra vez.
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